Una mirada a la población afroperuana desde la abolición de la esclavitud

Notice: Undefined property: stdClass::$error in /home/customer/www/vitamina-m.com/public_html/wp-content/themes/theissue/inc/misc.php on line 71
Si bien la historia de la población afroperuana inicia antes de 1854, es importante regresar a ese año para reflexionar en torno a varios estereotipos y prejuicios hacia los peruanos afrodescendientes que aún se mantienen latentes en la sociedad.
La abolición de la esclavitud en el Perú
“Que viva Ramón Castilla que nos dio la libertad” fueron las palabras pronunciadas por Nicomedes Santa Cruz en una de sus famosas décimas, “Que viva mi mamá”. Sus palabras aluden al segundo gobierno de Ramón Castilla, quien promulgó una ley a favor de la abolición de la esclavitud en Perú en 1854.
Conocida como la “ley de manumisión”, la ley tenía como objetivo abolir la esclavitud mediante la compra de esclavos a antiguos patrones. La compra, por parte del Estado, fue posible debido a la prosperidad económica que se vivía en el Perú por la venta de guano a países europeos.
La ley, escrita por Manuel Toribio Ureta, fue proclamada el 3 de diciembre de 1854 y publicada en su totalidad el 25 de enero de 1855, en el periódico El Comercio, con el objetivo de “reconocer y garantizar los derechos de la humanidad que fueron explotados y burlados durante mucho tiempo”.
Este evento marcó un hito en la historia peruana, en una época en la que la sociedad estaba dividida. Surgieron diferentes reacciones dentro de las élites: algunas a favor de la abolición y otras reacias a esta medida. Como resultado, la transición de la esclavitud a la ciudadanía encontró muchos prejuicios en la sociedad peruana, especialmente en Lima.
La “imagen” de la población afroperuana
Tras la ley de manumisión, el imaginario limeño siguió situando a la población afroperuana en uno de los rangos más bajos de la sociedad. Esto dificultó su inserción a la vida civil.
Si bien una gran cantidad de afroperuanos permanecieron en regiones como Trujillo, Chincha e Ica, es importante recalcar que la gran mayoría de la población afroperuana residía (y aún reside) en Lima.
En la capital, distritos como Barrios Altos y La Victoria, son conocidos por la residencia de afroperuanos. En ese entonces, estos distritos adquirieron una imagen peyorativa debido a la falta de salud (vinculada a la gran cantidad de habitantes y falta de agua potable) y seguridad.
Así se construyó una imagen peyorativa de la sociedad afroperuana post-abolición de la esclavitud. Poco a poco, se generaron grandes prejuicios ante esta población por parte de la sociedad que, incluso, llegó a tildarlos de perezosos y personas con desviaciones de conducta. La población afroperuana pasó de ser vista como propiedad a ser percibida como una posible amenaza para la sociedad. Evidentemente, esto creó un gran problema de segregación.
Los antiguos esclavos sí se integraron en mundo laboral, pero obteniendo puestos domésticos, ya que en ese entonces aún existían las restricciones laborales. Si bien el trabajo de sirvientes afroperuanos ya era una realidad durante la esclavitud, este aumentó después de 1854. Por ejemplo, las mujeres ocupaban puestos de niñeras y cocineras.
De hecho, las mujeres afroperuanas adquirieron un gran reconocimiento vinculado a su cocina (actualmente, platos como la carapulcra son comidas que llegan de la cultura afroperuana). Sin embargo, al estar definidos por sus profesiones, continuaban siendo vistos y tratados como ciudadanos menos privilegiados.
Expresiones que deben consolidarse
A pesar de esto, la población afroperuana ha podido afirmar sus orígenes a través de la religión, la música y la danza. Hoy en día podemos nombrar múltiples embajadores de la cultura afroperuana como los hermanos Santa Cruz, Susana Baca y Eva Ayllón (por nombrar algunos).
Nicomedes de Santa Cruz, por ejemplo, juega un papel muy importante revindicando la cultura afroperuana en el Perú y el mundo. Su interés en redefinir su cultura comenzó alrededor de los años sesenta y setenta. A través de sus décimas, expuso los problemas que se cristalizaron en la población afroperuana desde el período de la esclavitud.
Sus decimas, así como las expresiones de muchos artistas de la comunidad, han sido un instrumento para demostrar los problemas de segregación en la sociedad peruana. Hoy en día, más que nunca, es importante no dejar de visibilizar el talento de la población afroperuana que, definitivamente, destaca en más de un solo rubro.