¿Quieres tener un perro? Tengo algo muy importante que decirte

Tener una mascota no es una decisión que se debe tomar a la ligera. Un perro es un ser vivo que depende de ti para seguir existiendo. Es exactamente lo que sucede cuando uno tiene un hijo: criarlo requiere trabajo, tiempo, dedicación, compromiso y dinero.
Hace unas semanas estuvo rondando en Facebook (sí, aún tengo una cuenta) un post que enumeraba las razones por las que una persona debería y no debería tener un perro. Ni bien lo compartí en mi muro, tuvo bastante acogida entre mis familiares y amigos, solo que ellos no llegaron a leer el final del post y pensaron que yo lo había escrito.
Me dio un poco de vergüenza y flojera decirle a cada uno que el texto no era mío, así que me animé a escribir algo personal sobre el tema. Sé que muy pocas personas lo saben, pero antes de ser maquilladora fui veterinaria. Tengo un pasado ‘animalístico’ que corre por mis venas.
Si el post hubiera sido mío, hubiera escrito lo siguiente: si tienes la más mínima duda sobre tener un perro, es mejor que no lo tengas. ¿Por qué soy tan tajante? He visto muchísimos casos en el que, solo por la impulsividad del momento, las personas adquieren un cachorro sin saber a lo que se están enfrentando.
Lo que nadie te dice
Tener una mascota no es una decisión que uno debe tomar a la ligera. Definitivamente algo se va a romper, algo se va a malograr y algo se va ensuciar en tu casa si tienes un perro. Además, las necesidades fisiológicas de los cachorros son muy importantes: te esperan meses de limpieza de cacas y pilas por doquier si no tienes jardín.
Además, hay que sacarlos a pasear al menos dos veces al día. Deben salir sin importar las condiciones meteorológicas. Ellos quieren olerlo todo (es fundamental para su salud mental); necesitan botar sus energías corriendo y jugando; y merecen sociabilizar con los de su especie para recordar que son perros, porque tendemos a humanizarlos mucho y eso les genera muchísimos problemas psicológicos.
“Lamentablemente, debes tener en cuenta que vivirá menos tiempo que tú”.
También debemos considerar que se enferman. Es importante tener solvencia económica para poder tratarlos con especialistas y curar sus males. Eso incluye vacunarlos, desparasitarlos externa e internamente, bañarlos y llevarlos a todos los chequeos médicos que requieran. En paralelo, hay que esterilizarlos si no van a tener cachorros, ya que eso evita que tengan enfermedades a futuro.
Finalmente, debes tener en cuenta que tu mascota vivirá menos tiempo que tú. El dolor de su partida será tan difícil como ver partir a cualquier familiar o ser amado. Todavía no supero la muerte de mi perra y mi gata (felizmente, las tengo juntas en un tatuaje). ¡No podrás volver a ver películas donde una mascota fallece! Se te parte el alma.
Un perro: amor incondicional
Pero hay algo en lo que debo ser enfática: nadie en este mundo te va a dar un amor más incondicional y desinteresado que un perro. Nadie. Ni tu mamá, ni tu pareja, ni tu hijo. Nadie se va a alegrar tanto de verte luego de cinco minutos de haber estado en el baño. Nadie te va a mirar con esos ojos de puro amor y como si tú realmente fueras el ser más hermoso y perfecto de esta tierra: un superhéroe. Nadie.
Y cuando tengas un mal día, esa mirada de amor y admiración le dará a tu corazón un poquitito de alegría. Y esa razón es la que hace que valga totalmente la pena tener una mascota y que todos esos “contras” no signifiquen nada.
Sinceramente, creo que el mundo sería más empático, consciente y, en líneas generales, un lugar mejor, si todos tuviésemos al menos un perro y le diéramos todas las condiciones para ser feliz. Porque no hay perro malo, solo dueños malos…