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¿Qué te dice tu intestino? (parte I)

¿Qué te dice tu intestino? (parte I)

®Vitamina M

 

Si te preguntaran cuál es el órgano más importante del cuerpo probablemente tu respuesta sería el corazón o el cerebro, pero constantemente nos olvidamos, o subestimamos, a nuestro sistema digestivo que alberga un universo de vidas microscópicas que se encargan de nutrir cada célula de nuestro cuerpo.

La microbiota es un conjunto de microbios que conviven con nosotros en el intestino; una microbiota saludable es una de las bases del bienestar general –gran parte de nuestro sistema inmune se encuentra en ella. Cuando la microbiota no está bien, nosotros tampoco podemos estarlo: al verse afectada puede ir mutando en diferentes enfermedades como diabetes, obesidad, cáncer, problemas digestivos crónicos, hígado graso, ansiedad, depresión, estreñimiento, etc. Un dato importante es que heredamos la “calidad” de microbiota de nuestros padres y esto de alguna manera determina la función de nuestro sistema inmunológico y endocrino, siendo así más o menos propensos al sobrepeso u obesidad.

Nuestro intestino siente emociones, el 95% de la serotonina (hormona de la felicidad y el estado de ánimo) que producimos se fabrica en las células del mismo, donde tiene un enorme efecto al permitir la estimulación del movimiento muscular que los nervios causan, actuando como una molécula de señalización.

El colón (intestino grueso) es una de las principales vías de eliminación de elementos tóxicos del cuerpo, junto con el hígado, los riñones, los pulmones y la piel. Es imposible sentirse bien si uno de nuestros principales sistemas de deshechos no funciona adecuadamente, y de ser así nos vamos a sentir “intoxicados”, “pesados”, “inflados”, y con demás sensaciones que la mayor parte del tiempo se asocian al pensamiento “estoy gord@”. Muchas veces en la consulta nutricional me encuentro con personas que se sienten con sobrepeso o con grasa de más y el problema principal termina siendo una mala digestión, y al corregirse desaparecen esos síntomas.

 

“Nuestro intestino siente emociones, el 95% de la serotonina (hormona de la felicidad y el estado de ánimo) que producimos se fabrica en las células del mismo”

 

Existe toda una ciencia detrás de “ir al baño”. Se trata de un trabajo en equipo entre 2 músculos; el esfínter interno (EI) y el esfínter externo (EE). Cuando los restos de la comida y deshechos del cuerpo llegan al EI el reflejo de este músculo es abrirse. Pero no simplemente se abre dejando que todo salga, primero manda una pequeña muestra al espacio entre el EI y el EE donde se albergan miles de células sensoriales. Estas células analizan el producto para definir si es sólido, líquido o gaseoso y mandan el resultado final al cerebro. Acá es cuando el cerebro define si es hora de pararse e ir al baño, o si se trata de un gas, entonces debe analizar la situación en la que se encuentra y empieza a comparar la información que recibe de los ojos y de los oídos con su banco de información y experiencias.

El cerebro se toma sólo unos segundos para mandar la información y plan de acción de regreso al EE, algo así como: “No te tires ese pedo porque estás en la sala con tus suegros”. El esfínter recibe la información y se aprieta bien para quedar lo más cerrado posible y que nada se escape. El EI recibe esta información y respeta la decisión de su jefe y se queda tranquilo sin mandar más producto, y después de un rato intenta nuevamente repitiendo este proceso.

El esfínter interno es un sinsentido y solo piensa que lo que debe salir, debe salir. Por lo contrario el esfínter externo tiene que tomar sus decisiones pensando en el mundo exterior y lidiar con nuestros conflictos internos como: “no vayas al baño del trabajo”, “este baño está sucio”, “todavía no le tengo tanta confianza a mi novio como para ir al baño en su casa”, “me da flojera ir”, etc. Cuando aguantamos muy seguido las ganas de hacer caca la comunicación entre esfínteres se va dañando y esto muchas veces resulta en estreñimiento.

Contarles esta pequeña historia interna de sus intestinos tiene una razón de ser y es que cuando sabemos cómo funcionan las cosas somos más conscientes y las cuidamos mejor…. El estreñimiento puede tener muchas causas como la falta de fibra en la dieta, el estrés, el sedentarismo, la falta de ingesta de agua, disfunción de los músculos relacionados a la motilidad gástrica, entre otros. En realidad hay muchas causas y no es igual en todas las personas; por cada hombre estreñido hay tres mujeres con dicha dificultad. Esto muchas veces se relaciona a factores hormonales y a la anatomía pélvica femenina. Sin embargo los hombres –aunque no hablen mucho al respecto– no se libran, y en ambos casos es importante encontrar una solución para que el sistema digestivo funcione con normalidad.

En el próximo artículo voy a seguir hablando del sistema digestivo para darte unas pautas y consejos útiles que tal vez no conozcas y te puedan ayudar.

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  • Que bueno que te haya gustado!! La próxima semana sale la continuación, si tienes alguna duda o te gustaría leer sobre algo en especial nos cuentas.

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