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No me digas “histérica”

No me digas “histérica”

 

La semana pasada publicamos un artículo sobre el vocabulario feminista, en él, hablábamos de la importancia que tienen las palabras para comunicarnos asertivamente con las personas. Si bien hay estudios que demuestran que la mayor parte de la comunicación es no-verbal, el lenguaje que utilizamos al hablar puede determinar el curso de una conversación; es por esta razón que nuestro vocabulario cambia en diferentes circunstancias, por ejemplo cuando estamos entre amigos o cuando estamos en una reunión de trabajo.

Todos hacemos esto -ya sea de manera consciente o inconsciente- y a todos nos pasó alguna vez que comenzamos una discusión por algo que dijo la otra persona que a él/ella le parece insignificante, y a nosotros no. Reaccionamos a las palabras, que sin mala intención, nos hieren o incomodan En mi caso reacciono cuando me dicen tranquila, cálmate, o qué histérica.


Tranquila: tranquilo, la

Del lat. tranquillus.

1. adj. Quieto, sosegado, pacífico.

2. adj. Dicho de una persona: Que se toma las cosas con tiempo, sin nerviosismos, ni agobios, y que no se preocupa por quedar bien o mal ante la opinión de los demás.

 

Si uno presta atención solamente a la definición, la palabra tranquila, no tiene nada de peyorativo, al contrario, puede que la persona que te la está diciendo genuinamente desea tu bienestar. La razón por la cual me molesta tanto, es porque la mayoría de veces que me la dicen, es porque no consideran mi punto de vista, no están de acuerdo conmigo, e implican justamente que estoy en un estado de nervios y de estrés, fuera de mi misma, como si fuese, histérica. Creo que esto le pasa bastante a las mujeres porque consideran que no podemos racionalizar un argumento y que nuestras reacciones son puramente emotivas. Hay una enorme diferencia entre decirle a alguien que se tranquilice, y llamarla histérica… El problema es cuando nos sueltan un cóctel de palabras que insinúa que estamos fuera de control.  

La palabra histeriaviene del griego ὑστέρα que significa útero, y la RAE la define como una enfermedad nerviosa, crónica, caracterizada por gran variedad de síntomas, principalmente funcionales, y a veces por ataques convulsivos.o como un estado pasajero de excitación nerviosa producido a consecuencia de una situación anómala.. La historia de la histeria se remonta a más de 1800 años antes de J.C., con el descubrimiento de los papiros de Kahun o papiros de Lahun, en Egypto, y fue tratada a lo largo de la historia por diferentes médicos reconocidos.

 

“Hipócrates comparaba el cuerpo de la mujer y su sistema reproductivo, a un animal que se agitaba cuando no estaba satisfecho y necesitaba ser tranquilizado.”

 

Hipócrates, médico en la Antigua Grecia y considerado el padre de la medicina, creía que el útero era el culpable de los comportamientos de la mujer, y digo culpableporque aún recuerdo cuando leí unos fragmentos en clase de historia de género, y estudiamos cómo el reconocido doctor griego, comparaba el cuerpo de la mujer y su sistema reproductivo, a un animal que se agitaba cuando no estaba satisfecho y necesitaba ser tranquilizado.

Sin embargo, durante el movimiento de la Ilustración, cambió la narrativa y el inglés Thomas Sydenham fue uno de los doctores en de-sexualizar la histeria. Se estableció que la histeria podría estar asociada al cerebro, y que los hombres también podían estar afectados por esta condición; el problema fue que la histeria se siguió tratando como una enfermedad femenina.  

Continuando con la idea que la histeria era algo neurológico, el doctor Jean-Martin Charcot, profesor de Freud, trató a pacientes en el reconocido hospital La Salpêtrière en Paris. Considerado un “infierno femenino”, el hospital ejercía una doble relación de dominación, por una  parte la dominación médico-paciente, y por otra, la dominación hombre-mujer ya que se imponía una visión masculina a un asunto “femenino”. El definía la histeria como “un cuerpo que desafía las leyes de la anatomía”, la trataba en cuatro etapas y utilizó la fotografía para apoyar su razonamiento.

 

“Este mecanismo que tiene la sociedad de atribuirle a la mujer una enfermedad o un malestar cuando discute, cuando levanta la voz, cuando se enoja, tiene que desaparecer.”

 

Freud continuó con los estudios de la histeria, y así como el Dr. Charcot, también utilizaba el método de la hipnosis para tratar a sus pacientes. Sin embargo, a diferencia de las pacientes de La Salpêtrière, las pacientes que trató en Viena pertenecían a la burguesía. Freud tuvo una paciente llamada Emmy, con la cual se produce un cambio en el tratamiento; ella le exige que no la hipnotice ni la toque, mas que la escuche sin interrumpirla. Es gracias a esa paciente que Freud descubre el poder de la palabra y utiliza el método de la abreacción para curar los síntomas.

Desde hace siglos el comportamiento de la mujer se asocia a lo que ocurre con su cuerpo y, más aún, con su sexualidad. Cuando expresamos nuestra opinión, esta muchas veces se anula por un simple diagnóstico: el síndrome pre-mestrual, el embarazo, o la menopausia, como si pasar por estas etapas negara nuestro raciocinio, como si nublaran nuestro juicio. Este mecanismo que tiene la sociedad de atribuirle a la mujer una enfermedad o un malestar cuando discute, cuando levanta la voz, cuando se enoja, tiene que desaparecer. La próxima vez que pases por una situación así, en vez de callar a la persona porque no te gusta lo que está diciendo, escucha, ponte en su lugar y piensa que tal veztiene razón y no, no son el pms, ni el embarazo, ni la menopausia lo que necesariamente la hizo reaccionar así.

 

 

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