No estás loca: así es la vida con el síndrome premenstrual

A pesar de que afecta a 2 de cada 10 mujeres alrededor del mundo, existe muy poca información sobre el síndrome premenstrual. Este conjunto de síntomas, que se manifiesta días antes de la regla, puede llegar a ser tan grave que ha llevado a varias personas a quitarse la vida. Esta es mi experiencia con el SPM.
Sí, todas las mujeres menstruamos, pero nuestros cuerpos reaccionan diferente al ciclo menstrual. Tengo amigas que se estriñen días previos a la regla, amigas que comen tres veces más de lo normal cuando están “en sus días” y amigas que no sienten absolutamente nada distinto en su cuerpo.
En mi caso, creo que tengo de todo un poco de todo. Empecé a menstruar a los 11 años, pero me tomó bastante tiempo darme cuenta de que mi regla traía algo más que cólicos. La primera vez que mi mamá me habló del síndrome premenstrual fue hace seis años. Recuerdo que imprimió un par de hojas con información que encontró en internet. “Léelo”, me dijo muy seria. Jamás lo leí. ¡Lo siento mamá!
Recién empecé a creerle hace dos años, cuando mis periodos menstruales se hicieron cada vez más difíciles de tolerar. Y es que si bien el SPM puede aparecer a cualquier edad, “suele ser más frecuente conforme la mujer se acerca a la treintena[1]”. A mis 26 años, entró en mi vida y se quedó para siempre.
Te presento al síndrome premenstrual
Si bien en internet encontrarás información al respecto, quiero compartirte mi experiencia. Entre cinco a diez días antes de que me venga la regla, mi cuerpo cambia radicalmente: mis senos se inflaman y crecen un par de tallas más (ponerme sostén es una tortura), mi cuerpo se hincha y retiene muchísimos líquidos (imposible utilizar un pantalón pegadito), y tengo varios episodios fuertes de tristeza, ansiedad y estrés.
Lamento decirles que eso no es normal y no es el combo que la vida nos regala con la regla. Conforme fui apuntando mis síntomas y empecé a hacer cálculos más precisos, llegué a la conclusión de que mis cambios físicos y psicológicos eran muy radicales días antes de la menstruación.
Lo complicado del SPM es que es sumamente difícil hablar de él. Se asocian todas las dolencias del ciclo menstrual con la regla y el sangrado, pero no con lo que ocurre antes. Hay personas que dicen: ¡La regla te viene todo el mes! No queridx, no me viene todo el mes, pero debo organizar mi vida y mis días en base a mi ciclo menstrual porque mi cuerpo cambia muchísimo.
Sí, son más que cólicos
Según The American College of Obstetricians and Gynecologists, se debe presentar un patrón de síntomas cinco días antes del periodo y por lo menos en tres ciclos menstruales consecutivos para ser considerado como SPM. Además, estas dolencias deben terminar al cabo de cuatro días del comienzo del periodo y deben interferir con algunas actividades normales.
Algunos de los síntomas físicos son sensibilidad en las mamas, estreñimiento o diarrea, deseos vehementes por alimentos, dolores de cabeza, distensión o sensación de gases, entre otros[2]. Pero, aunque de por sí estos malestares suenan terribles, las dolencias emocionales pueden ser peores: fatiga excesiva, sentimientos de tristeza o desesperanza, ansiedad o nerviosismo, comportamiento irritable o hostil, altibajos en estado de ánimo, baja autoestima, sentimientos de culpa, paranoia, insomnio, entre otros.
Yendo más lejos, “los síntomas de la depresión y la ansiedad son muy parecidos a los síntomas emocionales del síndrome premenstrual[3]”. Según un artículo de la periodista Natalia Roldán para el diario colombiano El Espectador, el SPM “puede ser tan grave que ha llevado a muchas a quitarse la vida”.
Actualmente, varios estudios médicos coinciden en que la causa del SPM se debe a un cambio cíclico en las hormonas o a cambios químicos en el cerebro (en contraposición a los estudios del médico chileno Jorge Lolas, que señala que los síntomas nacen por una infección en el cuello del útero).
Hoy en día, se recetan anticonceptivos hormonales para prevenir la ovulación o antidepresivos para tratar los bajones anímicos del SPM. También se recomiendan antiinflamatorios como el ibuprofeno (el cuerpo se inflama muchísimo) o diuréticos para hacer frente a la retención de líquidos.
Un poco de alivio
Para ser franca, no tomo ningún medicamento para aliviar el SPM. Lo que sí me ha servido muchísimo es conocer cómo funciona mi cuerpo. Tengo una aplicación en mi celular, Flo, que me permite anotar todas las dolencias de mi ciclo menstrual y hacerles seguimiento.
¿Qué aconsejo? No exigirse de más en esos días y explicarle a sus seres queridos qué es el SPM. Trabajar y descansar en mi casa cuando estoy muy inflamada, alejarme de la comida rápida y procesada, y evitar situaciones de alta tensión para no mandar a nadie muy lejos de aquí, son cosas que me han ayudado mucho.
Pero, dentro de todo, debo ser agradecida. Existe algo peor: trastorno disfórico premenstrual, en donde los síntomas son aún más graves que los del SPM. La comunidad británica Vicious Cycle es una de las más grandes comunidades de TDPM. “Es mucho más grave e impacta en la capacidad de una persona para funcionar, realizar tareas diarias, trabajar y mantener relaciones. PMDD es un espectro y puede ser leve, moderado o severo”, explican en su página web.
¿Qué recomiendan estas mujeres? Antes que consultar a un doctor, son enfáticas en tres consejos: hay que leer mucho, hay que pedir apoyo y hay que mantener un registro de síntomas. Y tienen razón. ¿Quién mejor que cada mujer para conocer y hablar de su propio cuerpo?
[1] “Síndrome premenstrual” en la enciclopedia médica Medlineplus.gov.
[2] Artículo “Síndrome premenstrual” elaborado por el equipo médico de CinfaSalud.
[3] “Educación para el paciente: síndrome premenstrual” de The American College of Obstetricians and Gynecologists.