¿Qué tan cierto es que existen dulces 100% saludables?

Los llamados dulces “saludables” se han vuelto una tendencia que genera confusión. ¿Son realmente saludables? ¿Engordan? ¿Su consumo debería ser restringido? La realidad es que en esta vida no existe un dulce que no engorde. Incluso, está demostrado que sí hay una relación entre el consumo de edulcorantes y el aumento de peso.
Hemos ido migrando del azúcar a la sucralosa (Splenda), de la panela a la stevia, de la miel de abeja a la miel de agave y así sucesivamente. Pasamos de un dulce a otro, pero siempre pensando que el siguiente cumplirá ese sueño de ser el dulce inofensivo para la salud.
La verdad es que estos productos “saludables” contienen edulcorantes y sí, la mayoría son naturales como la stevia, pero que el azúcar sea natural no lo convierte en un insumo saludable. Una cosa es la planta y sus beneficios, y otra el extracto del azúcar.
Un ejemplo perfecto es la fructosa (el azúcar de la fruta), que se utiliza muchísimo en la industria de alimentos. Al metabolizarse directamente en el hígado es una de las más peligrosas, ya que la capacidad de este órgano para procesar azúcar es baja. Es decir, la mayor parte de este componente se acumula en forma de triglicéridos, lo que ocasiona resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.
“Cuando la fructosa es utilizada como aditivo en concentraciones elevadas (helados, galletas y demás productos “saludables”) deja de ser favorable para nuestra salud”.
Esto no quiere decir que las frutas sean malas: la naturaleza es sabia y les aporta la cantidad de azúcar que el cuerpo puede aguantar. Pero cuando la fructosa es utilizada como aditivo en concentraciones elevadas (helados, galletas y demás productos “saludables”) deja de ser favorable para nuestra salud.
Algunos ejemplos de estos componentes son el jarabe de maíz alto en fructosa (evítenlo a toda costa) y el sirope de agave, que se ha vuelto muy conocido por su bajo índice glicémico y por ser –muchas veces– orgánico.
Lo que más nos coquetea de estos dulces es la ausencia de calorías y, en algunos casos, el bajo índice glicémico “apto para diabéticos”. Estas dos características nos hacen pensar que su consumo es inofensivo para la salud y son la excusa perfecta para seguir comiendo dulces y alimentos procesados sin sentir culpa.
¿Un dulce que no engorde?
En un reporte publicado en la revista de la Asociación Médica Canadiense, donde se revisaron 37 estudios sobre edulcorantes artificiales y el estilo de vida de 400 mil personas en un período de 10 años, se concluyó que las personas que consumían una o más bebidas con edulcorantes al día, sí tenían mayor riesgo de sobrepeso, obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardíacas.
Otro estudio sobre aterosclerosis, elaborado por la American Diabetes Association, informó que el consumo de refrescos light y zero aumenta en un 36% el riesgo de padecer síndrome metabólico y en un 67% el riesgo de padecer diabetes tipo 2. ¿Pero no se supone que estas bebidas deberían imposibilitar la evolución de estas enfermedades al ser “libres de calorías y azucares”? En todo caso no deberían ser la causa principal.
“Cuando comes alimentos con edulcorantes, el cuerpo no los identifica como energía y las señales del apetito son pobres”.
Lo que ocurre es que los azúcares de alcohol -como el xilitol y otros edulcorantes que tienen menos calorías- no son completamente absorbidos por el cuerpo. Cuando comes un pedazo de fruta que contiene azúcar natural, además de vitaminas y fibra, el cuerpo sabe perfectamente qué hacer y cómo digerirlo. El azúcar se metaboliza y se liberan hormonas como la leptina (que disminuye el apetito).
Sin embargo, cuando comes alimentos con edulcorantes, el cuerpo no los identifica como energía y las señales del apetito son pobres. Esto hará que te sientas saciada solo por unos minutos.
A tener en cuenta…
Definitivamente los postres hechos a base de harina integral, con panela, sin lácteos, con cacao orgánico y demás ingredientes naturales, son de mejor calidad que los tradicionales, pero igual no llegan a ser 100% saludables. Estamos tergiversando el verdadero significado de esta palabra y le estamos quitando importancia a aquellos alimentos que son verdaderamente beneficiosos para la salud.
La solución no está en erradicar por completo los postres y dulces de nuestras vidas. Pero sí es muy importante reducir la cantidad de dulces que comemos sin importar cuantas calorías tengan. Está demostrado que, sin importar su procedencia, el cerebro responde a todos los estímulos dulces de igual manera elevando la dopamina y serotonina generando adicción. Por eso cuando comes un dulce el cuerpo te pide más, más y más… Sin importar el tipo de dulce que sea.
Y la stevia?
¡Hola Ximena!
La Stevia es una buena opción, pero eso no significa que la podemos usar en todo lo que comemos y tomamos. Hay que evitar endulzar los alimentos del día a día y ser conscientes que así sea un edulcorante natural u orgánico igual tienen un impacto en nuestro organismo. Dentro de todas las opciones de stevia yo te recomiendo la orgánica en forma liquida. La que viene en polvo es mucho más procesada.
Que buen articulo!! Muy bien redactado y didáctico e interesante.
no entiendo. que pasa si como mas ce 25 g pero es azucar de la fruta y comidas de la tierra asi
Cuando comemos frutas estas vienen con fibra que nos ayuda a que el paso del azúcar a la sangre sea lento. No todas las frutas tienen la misma cantidad de azúcar, hay algunas que tienen un índice glicemico (capacidad de un alimento de elevar el azúcar en sangre) mayor que otras. No por ser naturales significa que podemos comer toda la fruta que queramos en un día, 3 porciones es más que suficiente y siempre es mejor comerla entera en vez de jugos o extractos.
Gracias por leernos 🙂