Creatividad en tiempos de crisis

La habilidad de crear soluciones y mantener la creatividad intacta en tiempos de crisis toma tiempo y debemos empezar a dar pequeños pasos para lograrlo.
Me siento, apago la música, abro mi iPad. Intento escribir este artículo y no puedo empezar… Agarro mi celular e inconscientemente entro a Instagram (lo juro, no estaba en mis planes) y de repente me encuentro viendo recetas de platos que sé que no voy a preparar porque soy más de las que cocina por supervivencia que por amor al arte. Probablemente tú también has dejado para después algún pendiente y, sin planearlo, te encuentras leyendo este artículo (#NoEstásSolo).
Más allá de si estás intentando escribir un libro, componer una canción, planificar un webinar, preparar una entrevista, pintar un cuadro, diseñar una campaña o terminar con los pendientes del trabajo, todos pasamos por momentos en los cuales, por más que amemos lo que hacemos, nos cuesta encontrar motivación y dosis de creatividad para empezar. Y la verdad es que los bloqueos creativos poco tienen que ver con el contexto, más bien se tratan de los ritmos y retos de cada persona.
“La habilidad de crear soluciones y mantenernos creativos en tiempos de crisis toma tiempo y debemos empezar a dar pequeños pasos para lograrlo”.
Se dice que las mejores obras nacen tras momentos de crisis. “Someone like you” (como muchos de los best-selling records de Adele) surgió a raíz de un breakup; Van Gogh pintó “La noche estrellada” meses después de perder una oreja; y Beethoven compuso la “Sinfonía n.º 9” después de quedar sordo.
Aunque la realidad es que no tan fácilmente nos convertiremos en Shakespeare de la noche a la mañana, la habilidad de crear soluciones y mantener la creatividad intacta en tiempos de crisis toma tiempo y debemos empezar a dar pequeños pasos para lograrlo. Estos son algunos de ellos:
Paso 1: Del ritual al hábito y del hábito a la rutina
Crea y sigue una rutina para empezar tu proceso creativo. Debemos hacer de la creatividad un hábito y para mantenernos creativos durante un tiempo constante se necesita de disciplina. Aunque a muchos nos parezca tedioso, debemos mantener una acción por un tiempo determinado hasta volverla una rutina.
Por ejemplo, si duermes a la 1 de la madrugada y te levantas a las 11 de la mañana por dos semanas seguidas, lo más probable es que en la tercera semana te cueste cambiar este horario porque ya forma parte de tu rutina.
Un consejo es seguir un ritual que te motive a empezar, no importa cuál sea. ¡Para cada persona funciona algo distinto! Tú eres la persona que mejor se conoce y que sabe si eres más productivo por las mañanas o por las noches.
En cualquiera de los casos, opta por algo que te mantenga activo. Hay personas que se motivan con música, personas que prefieren el silencio y personas que buscan un punto medio entre ambos (como escuchar “music to focus” playlists).
Un ritual también puede consistir en cambiar la forma en la que te hablas a ti mismo: reemplazar el “tengo que” por “yo decido” o “yo elijo”. Se trata de ser creativos y probar con distintos rituales hasta encontrar uno que conecte contigo. Una vez que encuentres tu ritual de inicio, repítelo cada día antes de empezar a trabajar. La magia está en ser constantes hasta que empecemos a hacer esa acción de manera casi automática y se sienta natural.
Paso 2: Papel, lápiz y calendario
Siempre tendemos a extender nuestros objetivos y la raíz de este problema es que no trazamos un tiempo real o una fecha límite para alcanzarlos.
Así que una vez que tengas tu ritual de inicio, el siguiente paso será tomar un lápiz y papel, abrir un cuadro de Excel o Notes en tu celular (lo que mejor funcione contigo) y escribir tus objetivos, qué necesitas hacer para lograrlos, qué pasos y procesos vas a seguir y cuándo vas a empezar a hacerlo.
Materializar nuestras metas nos ayudará a tener pequeñas victorias una vez alcanzada cada etapa del proceso creativo. Si no fijamos una fecha, será cada vez más fácil procrastinar y postergar nuestras metas. El marcar una fecha en el calendario representa un reto y una motivación.
Un consejo es ser realista, conocer tus ritmos y saber cuánto tiempo destinar para cada proceso. Así como ordenarlos según dificultad: empieza por la tarea que menos disfrutas, de esa manera podrás sacarla de tu mente y sentirás una motivación por llegar a las que más ganas tienes de hacer. Ser transparente contigo mismo es la clave para encontrar la motivación en tu día a día y poder tachar ese objetivo cumplido (y no hay nada más satisfactorio que tachar pendientes de la lista).
Paso 3: Interrumpe tus procesos
Este es un viejo truco que Hemingway utilizaba al escribir sus novelas y que distintos libros sobre hábitos creativos o manuales para emprendedores recomiendan. Combínalo con el paso 1 y 2 te ayudará a ganar pequeñas motivaciones. Dejando a medias tus tareas te será más fácil retornar a ellas. Incluso te permitirá repasar tu proceso y mejorarlo.
Los comienzos siempre demandan mayor tiempo de concentración; ver una hoja en blanco en Word con una tesis por empezar es uno de los procesos más difíciles e incluso frustrantes. Siguiendo con el ejemplo de una tesis, si tienes cuatro capítulos por escribir, no es necesario que empieces por el primero. Se trata de trabajar en paralelo distintos capítulos en lugar de empeñarse por terminar uno solo.
Aunque cueste dejarlo porque sentimos que por fin logramos mantenernos concentrados, aunque nuestra mente nos pida terminarlo, utiliza esa concentración para avanzar con otra tarea pendiente. A largo plazo te ayudará a cumplir con tu fecha límite y te será más difícil abandonar ese proyecto.
Un consejo es programar una alarma y, una vez cumplido el tiempo, pasar a la siguiente tarea sin importar dónde estés. Y si tienes miedo de perder ideas que están en el momento, escríbelas como bullet points o apuntes para retomarlas al día siguiente. Repítete a ti mismo: “es mejor continuar que empezar”.
A pesar de que no existe una receta exacta para lograr convertir tu creatividad en un hábito -lo que funciona para otro puede no funcionar para ti-, la clave está en conocerte, saber dónde están tus distracciones y probar distintas rutinas hasta encontrar la tuya.
Una vez que la encuentres, repítela cada día hasta que, sin darte cuenta, se convertirá en un hábito. Se trata de ser creativos mientras aprendemos cómo ser creativos. Y recuerda que la creatividad pasa cuando abandonas tus planes iniciales, ya sea por decisión propia o porque una pandemia te obligó a cambiarlos.
Redactora de moda en Vitamina M. Diseñadora, asesora de imagen, directora de arte y stylist.