¿Cómo manejar los distintos roles de tu vida?

Es probable que tengas una forma diferente de actuar, de hablar y de interactuar cuando estás con tu mejor amiga y cuando estás con tu jefa, y así es con todos los roles que te “corresponden” tomar en un día.
¿Te has puesto a pensar cuántos roles tienes que tomar diariamente? Roles como ser hija, hermana, madre, esposa, enamorada, amiga, jefa, ejecutiva -o lo que requiere tu profesión-, entre varios más.
Cambiar de roles a lo largo de tu vida puede crear mucha carga emocional, especialmente si no estás satisfecha con alguno de ellos o si son muy exigentes y demandantes. Estas exigencias modernas y diarias que nos trae la ambición genera que nos mantengamos alejados de nuestra esencia y nuestro verdadero ser.
Tu felicidad no se rige por ser una persona exitosa en cada rol (tener el mejor puesto en el trabajo o ser la mejor novia), sino en cómo manejar las exigencias que estos roles presentan y cómo te adaptas a las emociones que conllevan situaciones adversas dentro de cada rol.
Identificarte desde el ego
A lo largo de la vida es común utilizar la expresión “yo soy”: “Yo soy su hija”, “yo soy su enamorada”, “yo soy su profesora”, “yo soy su pareja”, “yo soy su socia”, etc. No hay problema con el “yo soy”, el problema llega cuando empiezas a identificarte desde tu ego con “yo soy eso y solo eso”.
No está mal reconocer tus roles, pero muchas veces tu mente solo funciona alrededor de estos. Y cuando te identificas por completo y te apegas a ese rol, dejas de lado tu verdadera esencia, tu intelecto se ve secuestrado y te dejas invadir por la carga emocional, el estrés, las frustraciones y las demandas que ese rol implica.
Cuando estás en un rol que te está generando mucho estrés e inestabilidad tienes dos opciones:
- Hacer algo al respecto (tomar acción: si es posible, dejar ese rol. Por ejemplo, renunciar a un trabajo que no te hace feliz).
- Meditarlo y trabajarlo para no identificarte con ese rol.
En relación al segundo punto, cuando estás en un rol específico, el 100% de ti tiene que estar ahí. Entonces puedes sufrir cumpliendo un determinado rol o puedes tratar de controlar tu estado interno: puedes ser alguien externamente, pero no permitir que internamente te afecte.
Es importante mantener una atmósfera interna de dicha, presencia y paz. Externamente se pueden plasmar muchas cosas, lo importante es estar tranquila internamente. Ojo, eso no es lo mismo que la hipocresía. Por ejemplo, si eres madre y tu hija tiene un mal comportamiento y toca molestarte en un determinado momento y castigarla, puedes plasmarlo desde afuera, pero mantener internamente un estado de calma.
Dominar cada rol
Una técnica que me enseñó una maestra es que te visualices colocándote máscaras para cumplir con cada rol a lo largo de tu vida, pero que tengas la capacidad de sacarte esa máscara, que solo es una apariencia externa, así tu esencia se vuelve intocable.
Por ejemplo, si te cuesta pasar tiempo con tu madre y te colma la paciencia, observa cuando te pones la máscara de hija e identifica qué emociones, actitudes y acciones suscitan a partir de esta interacción. Cuando lo identificas, repítete que “tú no eres esa máscara” y, en vez de “ser” ese rol, contémplalo desde afuera y genera introspección acerca de cómo te vuelves en ese rol.
A partir de esta introspección, vas a poder identificar si te gusta o no la persona en la que te conviertes durante esa interacción y vas a poder observar los hábitos que tienes con esa persona. El siguiente paso va ser tratar de cambiar esa costumbre, enfocándote en cultivar un estado interno tranquilo para que eso se plasme en lo externo y poco a poco se vuelva automático.
Trabaja en cultivar un estado interno de presencia, paz y tranquilidad, sin importar en qué situaciones estés o qué rol te toque llevar. ¡Sé tú y mantén tu verdadera esencia con cada máscara que te pongas!
Redactora de yoga y bienestar en Vitamina M. Psicóloga clínica y profesora de yoga.