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Ciudad no apta para mujeres (parte II)

Ciudad no apta para mujeres (parte II)

 

En el artículo anterior comenté sobre la encuesta que coloca a Lima como la 5ta peor ciudad para mujeres, tomando en cuenta factores como prácticas culturales, acceso a salud y violencia sexual. Decidí entonces ir a conocer otras 3 megaciudades que se encontraban en este ranking, en puestos muy diferentes, para entender mejor lo que ocurre ahí. De más está decir que lo que sigue es una experiencia totalmente subjetiva e individual que no pretende establecer cómo es una ciudad por una corta visita en calidad de turista. Tampoco puedo discutir sobre 3 de los 4 aspectos que considera el ranking, así que me limitaré al tema del acoso en espacios públicos.

 

El Cairo: puesto 1

El Cairo es una ciudad a la que no volvería. Estuve en otros lugares de Egipto donde me sentí segura y la pasé bien, pero El Cairo no fue uno de ellos. La contaminación, el caos, la bulla, la suciedad e incluso los ataques terroristas 2 días antes de mi llegada no son el motivo por el que jamás volveré a ver las pirámides, sino la sensación de no poder caminar una sola cuadra sin un que alguien me hablara. Con solo salir del aeropuerto supe que era un lugar dominado por hombres. En las calles, cafés y espacios turísticos, la proporción de hombres es abrumadora. Fui con toda la intención de caminar, que es lo que hago a donde voy, pero simplemente no pude.

La segunda noche de mi visita fui a un bar con amigos egipcios. Ahí comenté mi intención de usar el transporte público para ver qué tal era. “No lo hagas”, fue lo que me dijo un chico de 25 años. “No tomo el tren desde que tengo 16”, dijo otro. Una chica contó que había tomado el subterráneo solo dos veces en su vida y que en las dos había sido acosada. Entonces le pregunté: “¿qué hace una mujer en esta ciudad cuando se quiere mover?” “Usa su carro o toma taxi”, me respondió. “¿Y si no tiene dinero para eso?” le dije llena de indignación. Su respuesta fue: “esta no es una ciudad para una mujer que no tiene plata”. Me quedé helada. No solo las mujeres están sometidas a prácticas culturales que las marginan, sino que no pueden salir a la calle sin sufrir acoso. Si bien Lima no es el lugar más amigable para pasear, concuerdo con el ranking en que El Cairo es, de lejos, peor.

Solo un dato adicional: una encuesta de la ONU en 2013 reveló que 99% de mujeres en Egipto había sufrido acoso sexual y, aunque la ley lo prohíbe desde 2008, la mutilación sigue siendo una práctica común aquí.

 

Estambul: puesto 10

Es una ciudad hermosa y más ordenada, pero con claras limitaciones para mujeres. Salir a caminar por las zonas turísticas puede ser un poco abrumador, especialmente en los mercados y el bazaar; sin embargo, el hostigamiento de los vendedores es para todos. En algunos casos uno que otro sobrepasa el límite de la amabilidad y se vuelve un poco insistente, pero es la excepción más que la regla. Al igual que en El Cairo, la mayoría de mujeres va con la cabeza cubierta y algunas llevan burka, que solo permite que se les vean los ojos. Cuando quise entrar a una mezquita me vi obligada a cubrirme también la cabeza, solo para descubrir dentro que el espacio que los hombres tienen para rezar es abierto y 10 veces más grande que el de las mujeres, que lo hacen a puertas cerradas. Tal vez sea porque no fui mucho más allá de las zonas turísticas, pero puedo decir que en Estambul me sentí más segura que en Lima y menos acosada.

 

París: puesto 17

Con solo dos megaciudades debajo (Tokio y Londres), París se coloca entre los 3 mejores lugares para vivir siendo mujer. Algunas amigas me contaron que alguna vez fueron víctimas de acoso en el metro o de comentarios machistas en el trabajo, pero en la experiencia que tuve, no hubo un solo desconocido en la calle hablándome, silbándome o gritando alguna impertinencia. La única vez que un desconocido me habló fue por mi evidente cara de estar perdida y, luego de indicarme qué línea tomar, siguió su camino. Es la segunda vez que visito esta ciudad y me siento cómoda, feliz y segura cuando camino sola en la calle (la primera vez que fui fue un mes después de los ataques terroristas). Lo más increíble es que hace solo unos meses, en noviembre, algunas mujeres en Francia iniciaron una petición dirigida al presidente Macron, instándolo a tratar el tema del acoso como un asunto urgente. ¡En 3 días habían recolectado 100’000 firmas! Es evidente que cuando en otros países la atención está en solucionar la pobreza, delincuencia, terrorismo, hambre o fenómenos naturales, la igualdad de género pasa a ser un tema marginal, o como diría Mafalda: lo urgente no deja tiempo para lo importante. Así, las mujeres francesas han encontrado el espacio para visibilizar este problema y llevar la lucha a otro nivel, involucrándose en movimiento como #MeToo (yo también) o #BalanceTonPorc (denuncia a tu puerco) que promueve la denuncia a agresores sexuales.

 

Lima: puesto 5

¿Qué pasa con Lima? Ya lo sabemos. Toda la que ha caminado por las calles de Lima, cualquiera sea el distrito o barrio, lo sabe, y aunque no somos París, tenemos que seguir en el camino de la lucha por la igualdad. A los dos días de volver de viaje, caminando hacia la Plaza San Martín, dos chicos de unos 20 años empezaron a silbar, mandar besos y a caminar detrás de mí, pegándose cada vez más. Me di la vuelta y alcé la voz para que otras personas se den cuenta de la situación, así que los chicos alzaron los hombros y pusieron cara de “yo no fui”. Estoy segura de que algún día Lima será un buen lugar para que caminemos tranquilas, pero para que eso pase no podemos solo esperar.

 

Si eres de Lima, cuéntanos qué tan segura te sientes en las calles.


Fuentes:

http://poll2017.trust.org/

 

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