¿Buena suerte o mala suerte?

Seguro ustedes han pensado en la suerte más de una vez estas semanas. Por eso aquí les quiero contar una historia de Lao-Tse.
En estas semanas he estado escuchando a muchas personas hablar de la suerte con respecto a la pandemia.
“Qué mala suerte, este año quería hacer una maestría en el extranjero”, “Pobres las personas que justo han abierto un negocio. ¡Qué mala suerte han tenido!”, “Hay personas que han salido de la cárcel por la pandemia, ¡qué suertudos!”, “Mi trabajo no se puede hacer de forma remota, ¡qué mala suerte!”. Y la lista continúa. Por eso les quiero contar esta historia.
¿Buena suerte o mala suerte? ¡Quién sabe!*
Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaban a trabajar la tierra y tenían un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha (era su bien más preciado). Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta del hombre diciéndole:
-Tu caballo se escapó, ¿qué harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido. El hombre lo miró y le dijo: -¿Buena suerte o mala suerte? ¡Quién sabe!
Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes con los que se había unido. El vecino al observar esto, otra vez llamó al hombre y el dijo: -No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido! El hombre lo miró y le dijo: -¿Buena suerte o mala suerte? ¡Quién sabe!
“Hay muchas formas de ver las cosas y de los momentos más difíciles pueden salir también buenos resultados” Sandra Cauvi.
Más adelante el hijo del hombre montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle: -¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tú eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos. El hombre otra vez lo miró y dijo: -¿Buena suerte o mala suerte? ¡Quién sabe!
Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió diciendo: -Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido! Otra vez el hombre lo miró diciendo: -¿Buena suerte o mala suerte? ¡Quién sabe!
*Lao–Tse
Una lección para esta pandemia
Este cuento, atribuido a Lao-Tse, se utilizaba para la enseñanza de la filosofía taoísta, que considera que se debe vivir en paz y equilibrio con la naturaleza, aceptando las cosas tal y como se presentan en la vida. Es decir, sin alegrarse en exceso si las cosas parecen buenas, ni entristecerse demasiado si parecen malas.
Para el taoísmo, lo que hoy es imposible, mañana puede realizarse. Lo que hoy es bueno y grato, mañana será malo y odioso. Ante este cambio permanente, el sabio solo debe permanecer indiferente: no hacer nada y tomarse las cosas con humor, porque una de las cosas que hace más inflexibles a los humanos es, precisamente, tomarse las cosas con excesiva seriedad.
Creo que la lectura habla por sí sola, pero he querido contarles esta historia porque uno nunca sabe como la vida te puede sorprende. No te angusties demasiado y no temas demasiado ni pienses que todo está perdido. Estate despierto y observando. Hay muchas formas de ver las cosas y de los momentos más difíciles pueden salir también buenos resultados.