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Acoso callejero: ¿me callo o me defiendo?

Acoso callejero: ¿me callo o me defiendo?

 

Hace unas semanas tuve un debate con unos amigos sobre el acoso callejero. Ellos afirmaban que, a menos que fuera una vulgaridad, decirle algo a una mujer como “Hola, guapa” no contaba como acoso. Luego vino el típico argumento de “lo que dice el diccionario”, donde se establece que, si no es repetitivo, entonces no calza en la definición. Quiero empezar por dejar en claro que, si un desconocido en la calle te dice algo o te da su opinión sin que se la pidas, es acoso. Lo que sentimos las mujeres en ese momento es incomodidad, temor, rabia, tristeza y mucha impotencia. No es “reiterado” como dice el diccionario porque una tendría que ser loca para quedarse ahí a esperar el próximo comentario. Nunca un hombre me dijo algo en la calle mientras yo caminaba con otro hombre, lo cual me demuestra que no hay una intención de halagar, sino de molestar y establecer que el acosador tiene el poder de decirte lo que le dé la gana.

 

“Una vez un hombre me gritó algo en la calle, así que me di la vuelta y lo invité a salir.”
-Ninguna mujer, jamás.

 

Los hombres saben que acosar en la calle no funciona como un método de conquista, pero aun así lo siguen haciendo. Usualmente desde un lugar “privilegiado” y seguro: desde su carro, ventana, micro o cualquier espacio en donde la confrontación tenga poca probabilidad de ocurrir.

Pero el verdadero debate sobre el acoso se armó luego, cuando varias chicas nos pusimos a discutir sobre qué debíamos hacer ante esta situación. ¿Quedarnos calladas es bajar la cabeza? ¿Caminar como si nada pasara es avalar el acoso? Para algunas, sí. La lógica es la siguiente: si un tipo te molesta en la calle y tú no le respondes, este lo seguirá haciendo con cada mujer que pase. Si el acosador te fastidia porque en su cabeza hay una jerarquía de poder, en la cual él está por encima de ti y tiene derecho a decirte lo que le venga en gana, al callar solo estamos reforzando esta “jerarquía”. Ningún hombre dejará de acosar a las mujeres si todas nos quedamos calladas, porque como establecimos antes, ellos no están buscando una relación romántica al hacerlo, ni siquiera esperan que les hagamos caso.

“Yo volteo, los miro a los ojos y se convierten en polvo. A veces ni hace falta responder, el solo hecho de sentirse enfrentados ya los minimiza. El acoso callejero, como otras manifestaciones de machismo, se basa en el poder, la cuestión es darle la vuelta.”
– Fabiola Maza

Sin embargo, también están quienes piensan que es mejor evitar el mal rato y el riesgo. Fueron pocas las que afirmaron quedarse calladas siempre, pero la mayoría se ubicó en el punto medio del “depende”.

“Depende de qué tan amenazante se vea el imbécil.”
– Manuela Núñez

Depende del lugar, la hora, el acosador… en resumen, depende de qué tan probable es que nos golpeen, maten o violen en ese momento. Lo que más resalto de la respuesta “depende” es que demuestra que el acoso en la calle no es un tema aislado que nos sucede a veces sí y a veces no. Es tan común y habitual que tenemos catalogado en la cabeza (de manera inconsciente) los tipos de acoso: de estos me puedo defender, de estos mejor no. Coincidimos en el grupo en que, las veces que nos hemos defendido, el acosador ha retrocedido, bajado la cabeza, ha negado que fue él… Una vez quise confrontar a mi acosador y este se puso el teléfono en la oreja y dijo que estaba hablando con alguien más…

La respuesta que más me gustó en esta discusión sobre si debemos callarnos o defendernos fue: “Creo que responder aporta al bien común y callarte al bien personal” (Alejandra Sánchez). Cuando yo le respondo a un hombre en la calle, de la manera que sea, usualmente termino temblando de pies a cabeza. Lo hago muerta de miedo y llena de rabia, mientras que al callarme solo me queda la rabia. Pero por algún motivo, siempre que me pasa vuelvo a contestar, y creo que la respuesta está en esa frase de Alejandra. Cuando una responde, no se está defendiendo solo a una misma: está peleando por lo que cree que es justo, por romper esa figura en la que las mujeres debemos caminar por la calle esperando al siguiente payaso o eligiendo nuestra ropa para minimizar los malos ratos que pasaremos en la calle. Respondo porque, en el fondo, tengo la esperanza de que ese hombre lo piense dos veces antes de molestar a la chica que viene una cuadra detrás.

Con esto no quiero decir que responder sea mejor o sea lo correcto. Soy fiel creyente de que cada mujer debe hacer lo que la haga sentir mejor, más segura y cómoda en ese momento, pero también quisiera que esta situación horrible empiece a cambiar.

“¡A los hombres también nos acosan!”
– 
Varios hombres indignados

La cantidad, frecuencia, agresión y forma de acoso es tan diferente entre los géneros, que voy a dedicarle otro artículo a ese argumento.

Y tú, ¿qué haces cuando te acosan en la calle?

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  • De chibola contestaba, los mandaba a volar, incluso he sentido acoso yo estando dentro de mi carro. Alguna vez también me han dicho cosas bonitas como pareces un ángel, pero igual me molestaba. Dejé de responder cuando agarraron a una amiga de los brazos por responder, me quedé impactada (ella tanto, que lo ha borrado de su memoria). En alguna época pensé en contratar a un guardaespaldas que camine unos metros detrás de mí y luego se enfrente. La última vez que me sentí acosada estaba embarazada de mi primer hijo. Pensé esto es el colmo.

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